
En los últimos meses, España y otros países europeos han sido testigos de un intenso debate sobre el uso de spyware avanzado, con un caso que ha acaparado la atención internacional: el uso del spyware Graphite. Este software, desarrollado por la empresa israelí Paragon Solutions, ha sido utilizado para espiar de manera invisible los dispositivos móviles de activistas, periodistas y críticos políticos.
El 31 de enero de 2025, WhatsApp reveló que al menos 90 personas en más de 24 países habían sido víctimas de un ataque mediante un documento PDF malicioso enviado a grupos de chat. Se trataba de un ataque «zero-click», lo que significa que la víctima no tenía que hacer nada para que el software infectara su dispositivo.
Casos en España y reacciones
En España, aunque no se han confirmado casos específicos, el escándalo ha reavivado la preocupación por el uso de herramientas de vigilancia contra periodistas y activistas. Casos similares en Italia han demostrado cómo Graphite ha sido utilizado para espiar figuras clave del periodismo y la sociedad civil, lo que ha generado una ola de indignación y demandas por mayor regulación.
El Gobierno español ha negado cualquier implicación en el uso de este spyware, pero el debate sigue abierto. Paragon Solutions, por su parte, ha cancelado contratos con varios gobiernos europeos después de que se descubriera que su software había sido utilizado en violación de sus términos de uso, los cuales prohíben la vigilancia de ciudadanos comunes y miembros de la sociedad civil.
Este caso ha puesto de manifiesto el peligro que supone el uso de tecnología de vigilancia por parte de agencias gubernamentales sin una regulación clara. La discusión sobre la privacidad digital y la necesidad de leyes más estrictas para controlar este tipo de software está más viva que nunca.
¿Qué es Paragon Solutions y a qué se dedica?
Paragon Solutions es una empresa israelí especializada en el desarrollo de software de vigilancia para gobiernos y agencias de inteligencia. Sus herramientas permiten recopilar y analizar grandes volúmenes de datos desde dispositivos móviles y otras fuentes digitales. Aunque estas soluciones están diseñadas para mejorar la seguridad y el análisis de amenazas, su uso ha generado una gran controversia debido a su potencial para violar la privacidad individual y los derechos civiles.
Uno de los casos más sonados relacionados con Paragon fue el del spyware Pegasus, que fue utilizado en diversos países para espiar a periodistas y activistas. Graphite, su producto más reciente, sigue esta misma línea, pero con tecnología más avanzada para el espionaje invisible en dispositivos móviles.
¿Qué es el spyware Graphite?
Graphite es un software espía diseñado para infectar dispositivos móviles y recopilar datos sensibles sin que el usuario se dé cuenta. Una vez instalado, permite a los atacantes monitorizar prácticamente cualquier aspecto de la vida digital de la víctima, accediendo a:
- Mensajes de texto y llamadas
- Ubicación GPS
- Fotos y vídeos
- Aplicaciones de mensajería cifrada como WhatsApp, Signal o Telegram
- Conversaciones a través de la activación remota del micrófono o la cámara
Lo más preocupante es que Graphite puede instalarse sin necesidad de que la víctima realice ninguna acción, aprovechando vulnerabilidades de día cero (zero-day), es decir, fallos en los sistemas operativos que aún no han sido detectados ni corregidos por los fabricantes.
¿Cómo funciona Graphite y qué tecnologías utiliza?
Graphite se basa en técnicas avanzadas de infiltración y monitorización. Estas son algunas de sus características más peligrosas:
1. Explotación de vulnerabilidades de día cero
Graphite aprovecha fallos desconocidos en iOS y Android para infectar dispositivos sin que el usuario tenga que hacer nada. Esto lo convierte en un ataque especialmente peligroso, ya que los fabricantes de los sistemas operativos no han tenido tiempo de desarrollar parches de seguridad.
2. Elevación de privilegios (rooting y jailbreaking)
Una vez dentro del dispositivo, Graphite puede obtener acceso total a través de técnicas de rooting (en Android) o jailbreaking (en iOS). Esto le permite controlar completamente el móvil, evitando restricciones de seguridad y accediendo a información confidencial.
3. Monitorización invisible
Graphite es capaz de espiar llamadas, mensajes y chats cifrados sin que el usuario lo note. También puede grabar conversaciones, activar la cámara y rastrear la ubicación en tiempo real.
4. Técnicas de evasión de detección
Para evitar ser detectado por antivirus o herramientas de seguridad, Graphite usa técnicas de ofuscación de código, cambiando su estructura para confundir a los sistemas de detección. Además, se comunica con servidores remotos mediante canales cifrados, VPNs y la red Tor, lo que hace casi imposible rastrear su actividad.
5. Interceptación de apps cifradas
Una de sus características más inquietantes es que puede espiar aplicaciones de mensajería cifrada, como WhatsApp, Signal y Telegram, interceptando los mensajes antes de que sean cifrados o después de haber sido descifrados por el dispositivo.
6. Robo de datos y envío a servidores remotos
Toda la información recopilada se envía a un servidor de control, donde puede ser analizada y utilizada por los atacantes. Este proceso se realiza de forma cifrada para evitar que las fuerzas de seguridad puedan interceptarlo.
Conclusión: ¿es Graphite una amenaza real?
Graphite representa una seria amenaza para la seguridad y la privacidad de los usuarios de dispositivos móviles. Hasta ahora, su uso parece estar restringido a agencias gubernamentales y organismos de inteligencia de países como Estados Unidos, Italia y otros socios estratégicos.
Sin embargo, el uso de tecnología avanzada de espionaje sin control plantea un riesgo importante. Su capacidad para operar de manera invisible, explotar vulnerabilidades y monitorizar conversaciones cifradas lo convierte en una de las herramientas de vigilancia más sofisticadas y peligrosas que existen.
El caso Graphite ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la regulación de las tecnologías de espionaje y la delgada línea entre seguridad y privacidad. A medida que más países revelen detalles sobre su uso, será imprescindible revisar las leyes y reforzar las protecciones para evitar un abuso indiscriminado de estas herramientas.